domingo, 26 de septiembre de 2010

La marcha de la impostura (Juan Manuel Negrete)


Publicado en Proceso número 1768.



Aún recuerdo la primera manifestación política a la que me llevaron como acarreado. Era el mes de las posadas de 1969. Sin decir agua va, llegó a la prepa la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y nos entoriló a todos hasta el edificio de la Rectoría. La aglomeración era para vitorear a Luis Echeverría, candidato del PRI a la Presidencia. Al anunciarlo, una sonora rechifla vibró en el aire. Algunos nos dimos a la tarea de buscarle un portillo a la valla de los fornidos fejosos. Por todos lados lucía compacta su muralla, que evitaba la desbandada, pero detectamos un hueco por Escorza y Pedro Moreno, y rompimos el cerco.

Se daba entonces el mismo trato de borregos desinformados a los ejidatarios, a los obreros y a los estudiantes. El PRI, la CTM, la CNC... En la UdeG, la responsable de tal práctica era la FEG y, atrás de ella, Carlos Ramírez Ladewig. ¿Qué ha cambiado en 40 años? Poco. La responsable del acarreo ya no es la FEG, sino la santísima trinidad universitaria: la FEU, que aglutina a los estudiantes; el SUTUdeG y el STAUdeG, sindicatos de los trabajadores y de los maestros. Y, atrás de ellos, Raúl Padilla López.

Formalmente -porque hay que cuidar las formas- no es Raúl el que ordena que salgan a marchar, sino un acuerdo que tomó el Consejo General Universitario (CGU). Convocó a todo mundo a manifestarse en contra de la cerrazón del monaguillo de Casa Jalisco, quien, sentado en arcas de oro, no quiere soltarlo, así lo estrangulen. Como el dinero se ocupa para tareas escolares, habrá que obligarlo a que afloje el codo. Eso dicen.

Aunque la invitación se hace extensiva a toda la población, en particular se señala a estudiantes, maestros, jubilados, egresados y padres de familia. Será quizás a los progenitores de los actuales estudiantes. No se habla de amas de casa, de obreros, de campesinos, de los compañeros del arado y los de toda herramienta, como rezaban las viejas consignas, porque desde hace mucho variaron el discurso. Pero para el caso da lo mismo. La convocatoria es abierta e irá el que quiera. Tampoco señalan la fecha precisa porque la presente fue la semana del barullo del bicentenario, salió escurridiza. El desfile de la impostura marchará esta semana o la que sigue. A ver.

El público tapatío ya se sabe de memoria el libreto de las marchas universitarias. Se puede anticipar lo que va a ocurrir con un margen de error del 5%, como las encuestas menos confiables. Con los estudiantes de nivel profesional no cuentan, no son fáciles de manipular: mandan al carajo a los titiriteros. En cambio los de las prepas, tanto de la zona metropolitana como de las ciudades del interior, sí van a ser acarreados. Bajo lista, los controles escolares lo facilitan. Ellos compondrán el grueso del contingente. Son muchos, pero su multitud misma constituye la debilidad del evento. Van al desmadre, al coto, al reve, a la suspensión de clases, a gritar consignas sin ton ni son, a hacer bola.

Compondrá otro paquete de acarreo el gremio e funcionarios y de maestros con contratos tronchados. Los funcionarios, sobre todo, lamentarían en serio que se secara una vaca lechera tan generosa. Casi todos ellos cobran doble plaza: la de maestro y la de burócrata. Estando tan tristes los tiempos laborales, perder este tipo de trato preferencial en cuestión de ingresos sería de suma torpeza, de manera que este gremio no necesita acarreo visible: va por su cuenta. Es acarreo invisible, por lealtad a la nómina. Es el universo clientelar adicto a Padilla, siempre fiel, como antaño fue fiel a Carlos Ramírez. Y como lo será con el sustituto de Padilla, cuando éste se defina (aunque ni siquiera se barrunta todavía). No se descuenta que acuda una buena masa de despistados y curiosos, donde hay ruido se aglomeran los bobos.

Más interesante será entender por adelantado los motivos de quienes se resistan al acarreo. ¿Qué motivo tendrán para faltar los profesores de asignatura, que componen más del 80% de la planta docente de la UdeG? Sus pésimas condiciones salariales. ¿Cómo es posible que un profesor de la segunda universidad del país, por su número, no por su calidad, gane 60 pesos por hora clase? Es una injusticia salarial. Y no se debe a que la empleadora no tenga suficiente presupuesto, sino al pésimo ejercicio distributivo que hace con la remuneración de sus tareas sustantivas. Tira gran parte del presupuesto en obras sutuarias, faraónicas y en salarios dobles de sus funcionarios. La masa magisterial, que sostiene la tarea más ingrata de la docencia pero a la vez la más seria, como es la atención a la formación integral de los educandos, se queda como el chinito.

¿Cómo tuvo la desvergüenza este CGU de convocar a marchar en protesta también a sus jubilados, si acaba de trascender en los medios que es su propia patrona, la UdeG, la que está buscando trasladarlos a la nómina del Instituto de Pensiones del Estado de Jalisco, donde se encontrarán con la sorpresa del tope de 10 salarios mínimos? Si cuaja, esta reducción pensionaria tampoco será resultado de los regateos del gobernador. A pesar de esta amenaza latente, ¿se verá a los jubilados haciendo presencia en la marcha de la presión de los insaciables Padilla y sus secuaces?

Hace mucho que el gran público ya no encuentra identidad ni transparencia con estas banderas de reivindicación social, porque en manos del padillaje se han tornado hilachos viejos. La población tiene hambre y sed de educación de calidad, de formación integral de sus vástagos, de autenticidad docente. Pero los filibusteros que tienen secuestrada a la UdeG no garantizan que pueda darse este salto tan deseable. Al contrario, son la garantía de no conseguirlo. Así que el escenario más probable de esta megamarcha anunciada es un sonoro fiasco. Quedará pues en impostura pura, como siempre.

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